Nos iniciamos en el rubro textil en 1951, con los procesos de urdido y encolado de hilados de algodón, en una pequeña fábrica situada en la localidad de San Martín, portando con orgullo la bandera de la industria nacional.
Desde hace más de 70 años, somos una empresa familiar comprometida con el desarrollo empresarial sostenible. En ese entonces no se hablaba de triple impacto como tal, pero nuestro ADN siempre contuvo esa fibra que nos inspiró a trabajar integrados con la comunidad, generando espacios inclusivos en los que las personas que forman parte de nuestra gran familia textil lograran alcanzar su potencial tanto humano como profesional.
A fines de 2001 adquirimos una pieza de historia y una responsabilidad: el predio donde funcionaba la antigua Algodonera Flandria, fundada en 1928 por Don Julio Steverlynck. Originario del pueblo de Flandes, Bélgica, y defensor de un esquema de trabajo comunitario más allá de lo industrial, contempló todo lo necesario para hacer de Jáuregui una capital textil, incentivando su progreso, no sólo en términos de infraestructura, sino también sociales.
Su propuesta de Pueblo-Industria tenía como base sólida la aspiración presentada en la Encíclica Papal Rerum Novarum , enfocada en la noción de dignificación a través del trabajo. Estas fueron ideas transformadoras y de vanguardia para la época, que plasmó bajo el lema “Algodonera Flandria, una familia laboriosa”; un modelo ejemplar de valores que, con orgullo, seguimos promoviendo desde la reapertura de la fábrica en el Parque Industrial Villa Flandria bajo el nombre de ALGOSELAN FLANDRIA en el año 2003, cuando los telares volvieron a sonar.
Para conocer más sobre la historia, te dejamos el libro "Hecho en Flandria" haciendo click aquí.
Actualmente, con la incorporación de una tercera generación, nos motiva el fortalecimiento de la industria argentina a través de la constante inversión en tecnología de vanguardia y la elaboración de productos de primer nivel. Sin embargo, sabemos que sólo es posible transitar este camino de la mano de la consciencia social, comulgando en armonía con la comunidad y el medio ambiente.
En AF, consideramos la inclusión como estrategia crucial de crecimiento sostenido y mejora continua, ya que creemos que tener diversidad dentro de nuestros equipos nos motiva a respetar, valorar y contemplar distintas perspectivas, estilos y necesidades de las personas, originando la creación de valor compartido, que fortalezca el sentimiento de pertenencia y nos impulse a la mejora continua. De este modo, nos nutrimos de nuestras diferencias para integrarnos exitosamente y generar beneficios para la gran comunidad que, entre todos, orgullosamente conformamos.
Desde un inicio, en AF crecimos forjando un estrecho lazo que nos une de forma responsable a la comunidad y el medio ambiente. Nos impulsa el crecimiento de la industria nacional, al que perseguimos mientras promovemos el desarrollo social y cultural, y nos proponemos cuidar y mejorar el ecosistema que habitamos.
Esta ecuación tripartita es la base del éxito que nos permite generar puestos de trabajo sostenibles, que aportan un valor agregado a cada uno de estos ejes esenciales de la vida cotidiana. De esta forma, generamos a través de nuestra compañía un aporte tanto cualitativo como cuantitativo, ofreciendo productos y servicios textiles innovadores de alto valor agregado, y garantizando el menor impacto ambiental en cada uno de los procesos, ya que priorizamos la durabilidad de los recursos propios y externos a lo largo del tiempo.